En 1986, el cine argentino se vio marcado por la aparición de una obra que desafiaría las convenciones narrativas y estéticas de su tiempo: La Película del Rey. Dirigida por Carlos Sorín, esta comedia dramática y biográfica se convirtió en su ópera prima, un debut que dejaría una huella indeleble en el cine latinoamericano.
La trama gira en torno a un director de cine argentino, interpretado con maestría por Julio Chávez, quien se embarca en la ambiciosa tarea de llevar a la pantalla grande la vida de Orélie Antoine de Tounens, autoproclamado “Rey de la Patagonia”. A través de este personaje, Sorín explora las fronteras borrosas entre la realidad y la ficción, donde el proceso creativo del cine se entrelaza con la locura y la obsesión.
El reparto, encabezado por Julio Chávez, incluye a Ulises Dumont, Villanueva Cosse, Roxana Berco, Miguel Dedovich y Ana María Giunta, quienes entregan actuaciones que capturan la esencia de una época y un proyecto cinematográfico lleno de pasión y desafíos. La película se destaca por su guion, coescrito por Sorín y Jorge Goldenberg, que ofrece diálogos ricos y situaciones que oscilan entre el humor y el patetismo.
Esta cinta es un testimonio del talento de Sorín para capturar la belleza austera de la Patagonia, con una fotografía que realza los contrastes de esta tierra mítica. La música de Carlos Franzetti acompaña cada escena, añadiendo una capa adicional de emoción y profundidad a la narrativa.
En retrospectiva, no es solo un filme sobre la realización de una película; es un meta-comentario sobre la industria del cine, la identidad cultural y la historia de un país. Es una invitación a reflexionar sobre el arte de contar historias y la eterna búsqueda de significado en un mundo en constante cambio.
Con su estreno en 1986, Sorín no solo presentó una película, sino que ofreció una experiencia cinematográfica que trasciende el tiempo y el espacio, invitando a los espectadores a un viaje a la Patagonia de los sueños, donde la realidad se funde con la fantasía, y el cine se convierte en rey.
Influencias en La Película del Rey
La narrativa de Sorín podría estar influenciada por la literatura de exploración y aventura del siglo XIX, reflejando la fascinación por territorios desconocidos y la figura del “hombre contra la naturaleza”, elementos presentes en la historia de Orélie Antoine de Tounens.
La película toca temas existencialistas, como la búsqueda de identidad y el significado de la vida a través de la creación artística, lo que podría sugerir una influencia de filósofos como Sartre o Camus, quienes exploraron la condición humana y la libertad individual.
La figura de Orélie Antoine de Tounens y su autoproclamación como Rey de la Patagonia remiten a un episodio peculiar de la historia sudamericana del siglo XIX, ofreciendo una mirada crítica y satírica a la colonización y las monarquías europeas.
En el aspecto visual, la película puede estar influenciada por el realismo y el naturalismo, movimientos que buscan representar la realidad de manera fiel y detallada, algo que se refleja en la representación de la Patagonia y sus paisajes.
Sin duda, Sorín toma inspiración de directores como Federico Fellini o François Truffaut, quienes también exploraron la naturaleza del cine dentro del cine y la relación entre el creador y su obra.
Impacto en Argentina
La Película del Rey tuvo un impacto significativo en la cinematografía argentina. Fue galardonada con el premio Goya a la mejor película extranjera de habla hispana y obtuvo el Primer Premio Coral en La Habana, además de múltiples premios Cóndor de Plata, incluyendo mejor ópera prima, guión original, actor revelación y actrices de reparto. Estos reconocimientos confirmaron la presencia de un cine argentino poderoso y diverso en el período de la recién instaurada democracia, junto a directores como Fernando Solanas y Luis Puenzo.
También fue notable por su contribución a la narrativa cinematográfica, al explorar la metaficción y la relación entre la realidad y la ficción, un enfoque que ha influenciado a cineastas posteriores. Además, la restauración de la película indica su valor cultural y su importancia en el patrimonio cinematográfico del país.
Aspectos técnicos
Escrito por Carlos Sorín junto a Jorge Goldenberg, el guión es notable por su estructura metafórica y su habilidad para entrelazar la realidad con la ficción. La narrativa se mueve fluidamente entre la historia del director ficticio y la del autoproclamado Rey de la Patagonia, creando una reflexión sobre la naturaleza del cine y la historia1.
La dirección de fotografía estuvo a cargo de Esteban Pablo Courtalón, quien logró capturar la vastedad y la belleza desolada de la Patagonia con gran maestría. La utilización de la luz natural y la composición de los planos contribuyen a la atmósfera onírica y a la vez realista de la película.
Margarita Jusid fue la responsable de la escenografía y el vestuario, elementos que juegan un papel crucial en la ambientación de la época y en la construcción del mundo ficticio del Rey de la Patagonia. La atención al detalle en los sets y los trajes ayuda a sumergir al espectador en la narrativa y a creer en la verosimilitud del relato.
Diseño de sonido y música
El diseño de sonido fue realizado por Bebe Kamin, quien logró crear una atmósfera sonora que complementa perfectamente la narrativa. El sonido ambiental de la Patagonia, junto con los efectos sonoros que acompañan las acciones y emociones de los personajes, contribuyen a sumergir al espectador en la historia.
La música de la película fue compuesta por Carlos Franzetti. Su trabajo sirve como un hilo conductor a través de las diversas capas de realidad que la película explora, desde la historia del director ficticio hasta la del Rey de la Patagonia.
Carlos Sorín
Carlos Sorín es un director y guionista argentino nacido en Buenos Aires en 1944, con una carrera que se extiende por más de tres décadas, Sorín ha dejado una marca indeleble en el cine argentino y latinoamericano. Su filmografía incluye títulos aclamados como “Historias mínimas” (2002), “Bombón, el perro” (2004) y “El camino de San Diego” (2006), obras que reflejan su habilidad para contar historias con profundidad emocional y una mirada aguda sobre la sociedad.
Sorín comenzó su carrera en el entretenimiento como director de fotografía en la década de los setenta, lo que le proporcionó una base sólida en la estética visual que más tarde aplicaría en sus propias películas. Su primer crédito como director fue con La Película del Rey (1986), notable por ser su ópera prima y por su enfoque innovador al entrelazar la realidad con la ficción.
En esta película, Sorín no solo dirigió, coescribió, sino que también filmó en Eastmancolor y se estrenó el 28 de agosto de 1986, recibiendo elogios por su originalidad y su audaz exploración de la metaficción.
